martes, 17 de abril de 2018

esposos.
Los ingleses tienen un proverbio que encierra cierta cuota de sabiduría: "Abrir bien los ojos antes del matrimonio y entrecerrados después de casarse". Tanto el marido como la mujer deben esforzarse por ser tolerantes, y por tener un corazón magnánimo, a la hora de perdonar las fallas y errores menores que comete el compañero. Cuando uno es juzgado y criticado todo el tiempo, cuesta mucho tener deseos de cambiar, aun sabiendo que lo que a uno le endilgan es cierto. Hay otra anécdota que dice mucho sobre el amor entre marido y mujer. Les recomiendo que lean el cuento "El regalo de Navidad", de O, Henry. Allí se cuenta la historia de Della y Jim, una pareja joven y pobre, que vive en un cuarto alquilado, casi sin muebles. Es víspera de Navidad, y ambos han estado pensando qué regalarse mutuamente, como muestra de su amor. Della quiere regalarle a su marido una buena cadena, para que él luzca el reloj de oro que heredó de su abuelo y del cual está tan orgulloso. La cadena cuesta veintiún dólares, pero ella sólo tiene un dólar con 87 centavos. Lo único que puede vender es su cabello castaño, tupido, lustroso y tan largo, que le llega hasta las rodillas. Para Della, como para casi cualquier mujer de este planeta, la cabellera es un atributo muy preciado. Pero hace el sacrificio de vender su pelo a un fabricante de pelucas, y con el dinero compra una magnífica cadena de platino. Llega a casa con el corazón en la boca y aguarda, ansiosamente, el regreso del marido. Cuando él la ve, con expresión muy seria, le entrega el regalo que le había comprado: un par de hermosas peinetas de carey, para que ella adorne su largo cabello. Della trata de alentarlo: !C asegura que volverá a crecer pronto, mientras le ofrece la cadena de platino. Jim se desploma en el sofá y le dice con una sonrisa: "Della, guardemos nuestros regalos de Navidad por un tiempo. Son demasiados hermosos para que los usemos ahora. Yo vendí el reloj para comprarte las peinetas". En esta historia, cómica y patética, los regalos son un símbolo del profundo amor que existe entre los dos. Cada uno ha sacrificado algo muy querido para comprar a su pareja el regalo más apropiado. Pero cuando intercambian los paquetes, se encuentran con que no hay más reloj de oro al cual sujetar la cadena, ni hay más cabello castaño que adornar con las peinetas. Ambos regalos se han vuelto inútiles para ellos. Una pareja joven y moderna dirá que si se hubieran tomado la molestia de conversar de antemano sobre los regalos, se habrían ahorrado el gasto inútil. Pero la anécdota pone de relieve algo que trasciende este tipo de lógica calculadora: ilustra la belleza del amor profundo entre dos seres que comparten la vida. # D.I

jueves, 12 de abril de 2018

Atrapada un tanto consternada.
Asi, el rito es espiral
Y todo termina siendo
Una cadena de amores
No correspondidos ....

Cuando me siento morir
Elevar el Alma
Y sacudirse
Es acudir a la ayuda
Divina trasmutación

El espiral continúa
Se perpetua infinita
Y mente

Llegar al otro lado de la serpiente
Y los dientes. Los huesos y las piedras.